Una impredecible situación de peligro o desastre nos exige una acción inmediata: contemplar. A pesar de todo hay quienes insisten en no percibir la emergencia. Para la mirada que llega en busca de signos, probablemente no pueda evitar leerlos en este nuevo circuito indicado por EXIT/SALIDA. En cambio, la línea de fuga del ojo estrábico se dejará llevar por falsas señales y escapes fallidos hacia el desuso regenerado.
Ignatti interviene junto a sus colaboradores en lo que parece una experiencia inmediata: una construcción de lo que parece haber estado siempre ahí, con la marca de la acumulación de lo cotidiano. Objetos y atmósferas que desde la provocación del recuerdo personal se desplazan desde lo íntimo hacía lo anónimo. Los límites imprecisos de la dupla del exhibicionista y el voyeur fomentan otra confusión: realidad y ficción. Las narrativas dislocadas de Ignatti bordean, se rechazan y, se incluyen con las narrativas disfuncionales de Zambón. La eficacia interrumpida de los dispositivos de Zambón exhibe el hallazgo constante de una sincronía involuntaria. En el reverso de la fascinación por la novedad de la tecnología crece el encanto por lo desperfecto. La falla da lugar a la independencia de la máquina para producir su propio relato, impredecible.
Los múltiples circuitos evidencian el paso del tiempo, moderando la distancia entre la decadencia y la idealización. El sedimento de la experiencia domesticada engendra un organismo autónomo, con voluntad desconocida. En esta fuga la percepción debe aceptar su fuente de ignorancia antes de disfrutar de una narración que está fuera de control.
Luciano Piazza
